
Nunca insultéis a la mujer caída! .
Nadie sabe qué peso la agobió,
ni cuántas luchas soportó en la vida,
¡hasta que al fin cayó!
¿Quién no ha visto mujeres sin aliento asirse con afán a la virtud,
y resistir del vicio el duro viento con serena actitud?
Gota de agua pendiente de una ramaque el viento agita y hace estremecer;
¡perla que el cáliz de la flor derrama,y que es lodo al caer!
Pero aún puede la gota peregrina su perdida pureza recobrar, y resurgir del polvo, cristalina, y ante la luz brillar.
Dejad amar a la mujer caída,dejad al polvo su vital calor,porque todo recobra nueva vidacon la luz y el amor.
Víctor Hugo
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